Los árboles, nuestros pulmones
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Ayer participé en el recital Artistas por la Gomera, y este fue mi Manifiesto:
Si todos hiciésemos propios los árboles, entendidos
como un trozo de nuestro pulmón, imagino que seríamos más cuidadosos en el
campo con los cigarros, las barbacoas, y las latas de coca-cola abandonadas. Eso
parece que ya está aprendido porque se han calcinado demasiados árboles para
que aprendamos esta pequeña gran lección.
Si todos hiciésemos propios los árboles, entendidos
como un trozo de nuestro pulmón, imagino que exigiríamos que las leyes
castigaran a quienes queman los bosques y que parte del castigo fuera plantar y
plantar árboles, ver crecer las semillas, regar las plantas. La naturaleza no
entiende de rejas, ni de prisiones.
Si quienes escribimos entendiéramos que los árboles
son nuestros pulmones plantaríamos mínimamente tantos árboles como libros
publicados.
Si quienes viajamos, y vamos como locos de un lado a
otro: para comunicarnos, para trabajar, para disfrutar de la noche ….
entendiéramos que los árboles son quienes nos ayudan a respirar en esta ciudad
de hollín y malos humos, exigiríamos a las autoridades una reducción del coste
del transporte público, una máxima frecuencia, y mejoras en la distancia
ecológica entre tu casa y los lugares de esparcimiento, los centros de explotación, los centros comerciales, en definitiva, reducir tiempos perdidos entre los centros y las periferias por culpa de rutas no eficientes. Una retícula, un trazado de centros emisores de cultura dispersos. Montaríamos en bici: no como paseo sino para
enlazar recorridos cotidianos.
Somos cómodos y la naturaleza se resiente, nuestros pulmones también. Podemos sobrevivir sin comer meses, sobrevivimos sin beber días. Sin respirar podemos vivir, en intensa agonía, tan sólo unos cuantos minutos.
Vera Moreno, 2012.
Somos cómodos y la naturaleza se resiente, nuestros pulmones también. Podemos sobrevivir sin comer meses, sobrevivimos sin beber días. Sin respirar podemos vivir, en intensa agonía, tan sólo unos cuantos minutos.
Vera Moreno, 2012.
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