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Mostrando entradas de febrero, 2012

Colección de miedos

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Somos lo que leemos. NR Canto el tiempo tiene miedo el miedo tiene tiempo el miedo pasea por mi sangre arranca mis mejores frutos devasta mi lastimosa muralla destrucción de destrucciones sólo destrucción y miedo mucho miedo miedo. *** Alejandra Pizarnik Buenos Aires, 1936-1972. Texto: La última inocencia (1956). Imagen: "Fuerza interna" de Rosie Hardy . Cortesía del blog http://alejandrapizarnik.blogspot.com/ Todo asusta Asusta que la flor se pase pronto. Asusta querer mucho y que te quieran. Asusta ver un niño cara de hombre, asusta que la noche... que se tiemble por nada, que sería por nada asusta mucho. Asusta la paz por los jardínes asome sus orejas de colores, asusta porque es mayo y es buen tiempo, asusta lo completo, lo posible, la demasiada luz, la cobardía, la gente que se casa, la tormenta, los aires que se forman y la lluvia. Los ruidos que en la noche nadie hace -la silla vacía siempre cruje-, asusta la maldad, y la alegría, el dolor, la serpierte, el mar, el l

Magdalena certeza

Todo lo que no es inestable, es mentira.

Tick tack

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Todavía no he encontrado el reloj que se quiera quedar conmigo. Me han regalado cientos, y todos retrasan; como el de la comunión (10 minutos); como el azul celeste gigante que cuelga de mi habitación (33 minutos y vamos por la segunda pila nueva); como mi swatch negro que le cambié 3 veces de correa hasta que decidió quedarse en algún lugar de Escocia; como el reloj de pared a quien se le vencieron las alas; como a mi reloj de bolsillo que anda perdido esperando a que le encuentre. La vida es una suma de relojes; una acumulación de tick tacks; latifundios medidos por la sombra de un árbol; mañanas que despiertan con conversaciones estridentes del chavalerío que llega a la puerta del instituto. Medir tiempos contando el número de padres nuestros que rezaban nuestras abuelas para saber que estaba cocido un huevo. Las noches son una huída contra los despertadores, los arrastro detrás de la puerta para forzarme en la mañana a levantarme. Los despertadores cambian bajo la almohada el

Intenciones sin botón

Te traje una casa llena de besos y no viniste a recogerla.

Wislawa Szymborska

Escribiendo el curriculum ¿Qué hay que hacer? Presentar una instancia y adjuntar el curriculum. Sea cual fuere el tiempo de una vida el curriculum debe ser breve. Se ruega ser conciso y seleccionar los datos, convertir paisajes en direcciones y recuerdos confusos en fechas concretas. De todos los amores basta con el conyugal, los hijos: sólo los nacidos. Importa quién te conoce, no a quiénes conozcas. Viajes, sólo al extranjero. Militancia en qué, pero no por qué. Condecoraciones sin mencionar a qué méritos. Escribe como si jamás hubieras dialogado contigo mismo y hubieras impuesto entre tú y tú la debida distancia. Deja en blanco perros, gatos y pájaros, bagatelas cargadas de recuerdos, amigos y sueños. Importa el precio, no el valor. Interesa el título, no el contenido. El número del calzado, no hacia dónde va quien se supone que eres. Adjuntar una fotografía con la oreja visible: lo que cuenta es su forma, no lo que oye. ¿Qué oye? El fragor de las trituradoras de papel. Wislawa Szym