Breve historia para no dormir



El desastre de los mercados no entiende nada sobre el desplazamiento forzado de los corazones que querían latir y compartir la vida sin monedas de cambio.


Hasta que un día se les oyó, y se les cayó un grito. Sonó: Baaaaasta. Y los mercados se fueron quedando vacíos y chiquitos. En cambio, los corazones empezaron a reagruparse en las calles, felices por el intercambio de bienes sin tasas a terceros.

Y cuando despertó el mercado, los corazones ya no estaban allí.




Dedicado a los nuevos movientos sociales: la marea verde, el 15m y tantos otros que están sembrando una puerta abierta para volar con una ráfaga de viento.


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