Desde la tierra al cielo

Desde la tierra al cielo dijo la niña
a su hermana mayor,
así es cómo te quiero.

A veces,
quiero plantar árboles con raíces en las nubes;

que
las ramas acaricien el suelo
que
besen los frutos
que
duerman bajo una almohada de pétalos blancos
de cerezos quiero
que
los niños jueguen con las sombras del verano.

Las ramas rozando la tierra, muchas veces quiero.

Y no es que se equivoquen todos
ni que sean aburridamente
sumisos
predecibles
descoloridos

sino que rechazo la geografía de la lógica
y desprestigio el sentido obligatorio.

El camino es
reconvertir el orgullo,
aceptar lo básico,
creer que lo que va antes no va después y
decir:

Te quiero árbol, hermana, trabajo
desde la tierra hasta el cielo.

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