En el fondo del mar de la ciudad

En el fondo del mar de la ciudad están brillantes y sin embargo, pasan inadvertidos. Los transeúntes no los echan de menos, éstos oscilan con sus piernitas veloces y miran las agujas del reloj.

Es probable que los niños no reparen en ellos, ni entiendan su utilidad. Podría ser ... ¿un cubo exclusivo para envases laminados de jamón?

Tropiezo con una cabina y desprecio su incursión en la acera. ¿Qué utilidad tienen con tanto móvil urbano? Miro mis pies y vuelvo a darme cuenta de que me he olvidado, ¿cómo era el fondo del mar de mi ciudad? ¿Qué recuerdo de aquellas esponjas amarillas que tragaban deseos, facturas y contratos de la luz? Mi cabeza intenta reorientarse, ¿Dónde estaban? ¿Alguna vez los vi?

Con el sobre en la mano paseo sin rumbo, me encuentro con cientos de cubiletes amarillos. Me digo: son meros contenedores de envases ¿Dónde estarán los buzones de correos con su nariz amarilla dispuesta a absorber todo papel que se acerque?

Recupero fotografías de mi pasado. Sí, aquí en España son amarillos, en Inglaterra rojos y en Holanda parecen volar, los niños no alcanzan solos a la ranura, están sujetos por unos postes y en lo alto, reciben los sobres cerrados.

Retrocedo sobre mis pasos, miro la carta, decido meterla en la mochila. En realidad no los reconozco entre tanto cubo para envases, ¿se los habrá llevado la marea? Camino confiada de vuelta a casa. Mañana me fijaré mejor y acertaré a encontrar un buzón de correos en el fondo del mar de la ciudad. Seguro que es cuestión de observación.

Comentarios

  1. A-lo-mejor-ese-día-estaban-de-vacaciones.
    Todos-los-buzunes-madrid-en-las-playas-de-
    alicante-comiendo-paellita!!

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