¿Qué sabe el alma?
No. No puedo. Aprieto la boca, aunque me pese, y me digo: no. No puedo.
Me agarras los brazos y lloras, quieres que deponga las armas. Con tus manos apretadas y el poder de tus lágrimas me dices: sé humano, rasga tu uniforme y mírame a los ojos. Mírame más de cerca, busca el empuje del amor, sin armas. Si te atreves a mirar en el fondo de mis ojos descubrirás al cíclope, y escucharás su secreto: "que tu lucha sea mi lucha: un mundo justo para todos, lleno de peces y flores, lleno de vida y aire nuevo. Que mi riqueza sea tu riqueza, que el amor gane a la guerra. Sí, podemos". Mira al cíclope, acércate y mírame, aliméntate de la certeza de mi mirada, de su legado. Sí puedes, juntos podemos, desármate.
Aunque quiero, ya no puedo - me programaron bien, enraicé mi vida en la agresión legal, incluso en la muerte, cuando la pensamos necesaria-. Vete, no te haré daño, mirando a tus ojos no quiero herirte, aunque tenga el derecho. No insistas. Bajo este casco, me quedo aquí. No voy a tocar el borde de tu llanto, porque ya no puedo. Ve. Mejor: abrázame, y vete. No te tocaré.
Una mujer desnuda, con ropa pero desnuda, zarandea con coraje a un soldado armado y bien armado. Las bombas caen cerca. Se respira un contexto de violencia y acción, los civiles corren, gritan y no dejan de correr, los tanques rodean las plazas. Sin embargo, el hombre no avanza: lucha contra sí mismo, contra las órdenes, aunque tampoco lucha con o contra la mujer. Permanece inmóvil en su sitio. Su alma armada esta desprogramada para amar al otro lado de la trinchera. Educado en la violencia oficial, con su pistola y su porra numerada, lucha hacia el abismo de una pelirroja, valiente, de ojos verdes, que llora sin consuelo por su alma de hombre, consciente de que quien salva a una vida salva a la humanidad.
Este post ha sido publicado en Universo letra por Colectivo 13
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