Mantra para quienes se piensan perdidos
Bienaventurados
los outsiders, que apuestan por la belleza aún con los bolsillos vacíos y el
corazón a la intemperie.
Bienaventurados
los trabajadores que luchan frente a las ratas y ganan la batalla.
Bienaventuradas
las batallas que ganan los pobres, los débiles, las mujeres y la música.
Bienaventurados
los pies que deciden emprender la marcha, que tras un leve descanso y sin
pausa, prosiguen el camino. Bendita la zancada que nos permite pisar la
línea de meta con el merecido sudor y la estrella del cielo. Bendita la
sonrisa del que flaquea y resiste: repose la luz sobre quienes permanecen
fieles a la ética Kantiana.
Bienaventurado
el detalle que nos permite vislumbrar el bosque, el horizonte, el humo, la
alarma.
Bienaventurada
la poesía, sencilla, que hiere y nos roba la luz. El pálpito que bordea lo
perdido para devolvernos la llama.
Bienaventurados
los lectores que nos regalan lecturas inesperadas, atravesando la
intención de quien escribe. Lectores y lectoras que renuevan el sentido y la
existencia. Bendita vayas si tu mejor defensa son las letras, y no los números.
Bendita
la palabra por estar siempre de nuestro lado, el arma que nos eleva ante la
caída y el borde del precipicio. Que la suerte del lenguaje te acompañe en esta
vida, que seas capaz de comunicar lo que sientes y materializar lo que sueñas.
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