Pasos
Diametralmente matemáticos, se suceden con una sincronía pausada y contudente. La suela de cuero desgastado cruje en cada pisada y gira al octavo avance. Un tiempo de espera y de nuevo el compás cuatro por cuatro se repite. Son zapatos con cordones y se adivinan de color marrón, bajo esos pantalones planchados verticalmente. Es justamente, al tercer paso después de la vuelta, cuando los estudiantes del fondo de la clase sacan sus chuletas, sabiendo que les quedan cuatro pasos sin arriesgar el tipo. Cuatro pasos de infarto mientras encuentran la fórmula trigonométrica, el coseno y la tangente de 90 grados, el cqd de la raíz cuadrada de menos 1, el final de aquella mítica ecuación de segundo grado que siempre caía en la clase de al lado. Ocho pasos y un giro, que eran ciertamente, siete zancadas y media antes de dar media vuelta.
Y mientras, la chuleta se iba haciendo y deshaciendo, vuelta y vuelta, para fingir un conocimiento que lentamente entraba en la mollera de los estudiantes, sin que éstos se dieran cuenta.
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