Llegando al final de los tiempos modernos
¿Cómo
pudo ser que de tanto no planchar la ropa, de tanto guardar las sábanas
estiradas a manotazos en la cuerda, se nos quedaran las arrugas en la cara?
De tantas faldas largas secadas en la mampara del baño se empezaron a abrir las líneas de expresión.
De tantas faldas largas secadas en la mampara del baño se empezaron a abrir las líneas de expresión.
IM PRE SI ONANTE.
Presionar,
dícese del verbo que somete al presionado. Si presionamos con intensidad sobre
la arruga que nunca, en realidad, nunca fue bella, ella persiste: no se borra. Un surco
reseco sobre la tierra llamada cara de una misma, un abanico de grietas tersas
sobre el borde egipcio de nuestros ojos.
ERO SIO NANTE.
ERO SIO NANTE.
¿Por
qué no haber dejado a la abuela que siguiera con sus sábanas limpias, blancas,
recién almidonadas? La tela blanca y crujiente con olor a lavanda entrando delicadamente
al armario ordenado… ¿por qué no heredamos aquel gusto por zurzir los rotos? Ahora
que tanta falta nos hace.
ESCALO FRiANTE
ESCALO FRiANTE
¿Cómo
pudo
ser que no entendiera que tendiendo la ropa sin secadora, una a una se
iban borrando las arrugas del alma? Y el tiempo se quedaba con nosotras
en el
bolsillo del delantal, con el rumbo tranquilo y la brújula orientada al
norte. Tiempo para leer en la hora de la siesta. Tiempo para hablar en
el rellano de la puerta con las vecinas. Y ahora, ¿a
ver quién pone la mesa con mantel de tela? ¿quién saca tiempo para
planchar la ropa y reír al cronómetro? Yo no sé quién. Menos mal que en
Lavapiés todavía seguimos saludando a la gente del barrio y eso seguro
que estira el espíritu. Suerte que en estos días ha regresado mi amiga
Estela para poder contárselo, comparar deterioros y seguir riendo.
AUNQUE LA ARRUGA SEA ... ESPELUZ NANTE.
AUNQUE LA ARRUGA SEA ... ESPELUZ NANTE.
Che bella immagine che offri, Veruski! Il tempo...
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