Las armas no son mi huella


Mis manos son de maíz.
Mis pies descalzos
buscan la tierra,
pisan con cuidado,
saben del vino y
de la espuma.
Mi corazón es de algodón y púas.


Mis abrazos son puente para tu cuerpo,

muerte.

Te empeñas en pintar estelas rojas
en despeñar muros
afianzar fronteras.
Te obcecas en avivar violencia.

Me llamas para azuzar la sangre.
Entierro tu cruz, tu luna, tu estrella
y digo:
mis manos mazorca,

maíz,
saben del pan.

No quieren tu guerra.


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