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Mostrando entradas de mayo, 2014

El secreto de la luna grande

La señora Brígida tenía una verruga en la cara, por ahí le entraban y le salían los muertos. A su marido le mataron después de la guerra, cuando volvía a su pueblo a ver a los suyos porque decía, pensaba, que él no había hecho nada malo. Dicen que fue por donde las eras, pero no fue ningún Valdeverdejo, sino de Torrico, de la raíz misma de su pueblo. Le trincharon con un tridente afilado de madera, y no separaron el trigo de la paja, sino que le entraron por las vísceras y la punta del tenedor gigante vio el sol a través de su costado. Un hilillo, que se encauzó en reguero de sangre, quedó tras sus pasos cuando alcanzó a su padre y dijo: me han reventao por dentro, padre.  La señora Brígida cosía y cosía:  lagartera, mi niña, lagartera. Con manos de plata y ojos de florerero cosía de memoria, siguiendo al tacto las hebras y la tela. Sus dedos de hilandera todo lo sabían.  Finas puntadas certeras sobre la tela y no sobre el cuerpo, para unir ausencias, para crear b...

Aún

Se ha instalado el dolor en la ceja derecha, por encima del ojo que ve el mañana. Duele la esperanza de tanto horizonte roto. Y duele, cuando me despierto. Cuando me levanto, duele. Aún busco a tientas, el rotulador de gel verde que reescriba este presente, el hilo que nos lleve a otro futuro.  

A islada

--> La ventaja de ser isla es el mar, vivir en la distancia alejada del resto del planeta tierra ser y estar en un punto un pequeño pañuelo blanco. Ser isla para alimentarte de horizontes. Ser línea curva, redonda, difusa entre el cielo y el agua. Una isla con olas, con viento y lluvia. Pasear por las aristas del límite del aquí se nos acabó la tierra aquí no llega el mal y disfrutar de la exuberancia verde el queso de cabra. Estar a islada de un mundo que cruje que revienta en una piel que no se estira, de un planeta de sangre en las aceras, que no se ve, que todo se limpia. O no. En estos días quiero ser isla reventar en blanco y azaleas no reconocer que se nos cae el mundo y nos están borrando el horizonte. El PP prepara un proyecto de ley para militarizar toda la administración pública. Fuente El País.

La auténtica confitura de pimientos se hace en casa

Esta mañana toda la casa huele a milagro, las ventanas abiertas y alguien decidió asar pimientos rojos. Hoy siento más cerca a mi abuela, el afecto que nutre está en el aire. Somos puro éter. El olor a milagro, el amor incondicional sin distancia, sin tiempo, reunidos en una pequeña nube esponjosa y tierna que entró por la ventana hasta llegar a mi nariz. Del salón a la cocina te oigo decir una vez más: más bonita nolahay.   Entre presupuesto y corrección, tiendo la ropa y te digo: mi querida Max, gracias por estar dentro de mí. Ahora entiendo aquello que decías y que a mí, como niña que era, me daba asco y repelús: eres sangre de mi sangre.