Vivir para creer

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Con un ojo abierto y otro cerrado

pasan la vida, y mis insomnios.


Pasan 

las manifestaciones por Atocha

suben y bajan los manifestantes

recorriendo kilómetros de protestas

retrocediendo en derechos,

agrandando la brecha.


Con un ojo abierto y otro cerrado

veo cómo cientos de marroquíes

suben y bajan en patera

navegando a tumbos alcanzan islotes

retroceden como olas en el mar

saboreando la  sal mojada, sucia

de la derrota, la frontera.


Con un ojo abierto y otro cerrado

pasan la vida y los insomnios: 

sin decidirme a dar el paso,

sin decidirme a dormir

habitante del umbral.



Entre la sombra y la luz 

apuesto por minimizar al poder oscuro. 

Camino, siempre camino. 

Despierta por el día

y por la noche.








El Ministro de Asuntos Exteriores de España dijo ayer para la prensa: "Se ha recepcionado una masa de inmigrantes procedente de Marruecos".  Mi oído abierto me dice que esa masa son personas.

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