Ven, hoy te lo diré
Para unos ojos que sepan leer con las manos un corazón oscuro que se abre como una nuez. Para los oídos que escuchan el latido de apertura. Para unos pulmones que me acompañen al respirar al c a e r al levantarme al despertar. Para unas manos que hagan de cuenco cuando tengo sed de una brizna de hierba y un lápiz. Para una sonrisa que contenga y expanda las letras del mensaje de la lluvia. En definitiva, escribo para absorber metáforas al releer.