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Mostrando entradas de enero, 2010

Del ir y volver al ir para quedarse

Ya no recuerdo quién fue primero, pero se fueron todos. Tal vez fueron Luz y Rodrigo que nos dejaron para habitar un pueblito en la frontera del norte de México. Carina, volvió a su tierra de lluvia y zamburiñas. Cuando se fueron todos los que tenían raíces comenzó el éxodo de los que se criaron en estas calles empinadas y llenas de vida; Manuela se fue a París y muchos otros amigos volvieron a colonizar el extrarradio: primero Leganés y Alcorcón, luego Pinto y también Valdemoro. Así se fueron todos. Esta noche Estela empaqueta su vida rumbo a los mares del Sur, al este Estela en cabo de Gata. Ya solo queda, qué poco y bueno queda, el marqués de Lavapiés que nos espera en su plaza. Nos cambiaron el Olimpia, peatonalizaron las calles y con cámaras registran la noche y el día. Cuando vuelven de Sevilla dicen que me han visto por Argumosa, mi antiguo mar de terrazas, petas, y malabares, pero es sólo una imagen de la retina confusa. Desde Santo Domingo a Lavapiés muchas noches fui, la m

Si los árboles hablaran

Anclado en un sol aferrado a una tierra sin agua me estiro cada día para tocar el cielo, me estiro cada noche por debajo de la tierra buscando alimento. Veo a mis jóvenes delgados como hilos correr furtivos. La noche se los lleva al otro lado del Estrecho. Algún día mi madera flotará sobre olas bravas y algún hijo desnutrido de esta tierra se aferrará a mi tronco. Juntos, exhaustos, rozaremos el cielo. ...Silueta de papel que nos desprende...

La pantalla que se convirtió en nevera

Tengo una ventana que me abre al mundo a veces, reduzco el mundo a una pantalla. Descalza me lanzo al macworld, al skype del tripazo sobre la cama resurjo con mensajes, fotos, amigos, vídeos musicales. El impulso en esta gran piscina me refresca, calma mil ansiedades. El salto me expresa. Click, click, click navego, estoy aquí. Click, click, click tecleo, luego existo. A veces, la pantalla se reduce a un spam, a un ppt que no abre, a un tiempo perdido que navega. Navego perdida entre pestañas que no me llevan a nada. A veces, mi TFT es la nevera que no seduce el billete de avión con retraso me cuelga y no descanso. Descarga dormida me inquietas. Yo no sé, pero diría que, a veces, me da sensación de hartazgo, abro las cuentas como quien abre la nevera llena y no ve nada.

Las barrenderas de nieve

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Os veo subir cuando el cielo blanquea azules. Empujando las madres corajes suben por las cuestas de Hortaleza, hace frío y pese a clarear, decido encender la luz de la habitación. Dos horas más tarde salgo a coger el coche y ellas, pala en mano y botas de plástico en los pies, levantan quintales de nieves sucias, lágrimas negras que pesan como hijos sin padre. Os veo acicalar las calles, borrando rastros caninos, presiento cuando volteais los bloques de nieve vuestros músculos escondidos tras la ropa impermeable y fosforescente. Sonrisas apretadas frente al frío, llueve. Ahí est áis, barrenderas de nieves con trajes de hombres refregando la calle para que no temblemos por miedo a caernos, para que no nos deslicemos en aterrizajes doloridos. Montañas de nieve gris resbalan por vuestras palas para aterir las raíces de árboles desnudos de ramas, tan poca tierra queda en esta gran ciudad. Observo cómo caminais de vuelta reteniendo carros, bajando cuestas, desafío a la gravedad y,

Bon jour Alice in LalaLand

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Bon jo ur belle, mastico tierra y me acuerdo de ti Alice in LalaLand resbalo por la nieve cálida de los Jiménez y encuentro todas las llaves, todos los bolsos perdidos, Alice in LalaLand. Bon soir, mágica en el paraguas del tiempo tan inmadura Alice, sweet heart. Retrocedo ante las galletas cautivas que se esconden en el tarro de lo profundo. Esta vez, princesa, quiero escalar, derretir laberintos de cristal. Dejo tus zapatos junto a la almohada ahora ando descalza como Ariadna, que duermas bien Alice in LalaLand.